viernes, 13 de enero de 2012

Carta a mi gran amiga.

Zaidita de mi corazón:
Desde aquella lejana niñez en Chachapoyas hasta el cercano presente en Lurín,
son tantas páginas inéditas, escritas todas con  tinta del más puro y genuino amor.
Privilegiado soy de compartir estas horas, infiltrarme tu sabiduría,
contagiarme de tu optimismo y amor por la vida.
Fuiste Maestra de inicial,  Catedrática de la universidad de la vida.
Decana en una estirpe de educadores.
Cultivaste el espíritu en las más diversas áreas de la conducta humana.
Maestría en enfermería genérica y enfermedades especiales, diplomado en psicología
familiar y problemas sicosociales, coaching personalizado para la resolución de conflictos
emocionales, Magister en Ética y  conducta de la persona. Formación de Líderes y  Guías
para el desarrollo de Trabajos en Equipo.
Consultora de economía  de mercado, Consejera profesional de gastronomía y  dietas
especiales. Aún más, has logrado enaltecer el espíritu de todos aquellos que te conocen,
con tu amor inconmensurable, y a pesar de toda tu grandeza sigues manteniendo tu sencillez,
como  sello indeleble de tu personalidad distinta ,incomparable, tuve la bendición del Altísimo
de ser tu hijo ¡ Casi nada! solo te digo ¡Gracias amiga!.
Hoy, por ti las navidades, los cumpleaños, las fechas especiales y hasta los pequeños momentos,
todos son distintos, se han trasformado en eventos especiales y  no necesitamos de presencia
física para estar unidos.
Tan solo con escuchar tu voz en la línea mi espíritu se embelesa. Cada día es único, sólo por ti.
Me enseñaste amar y ser amado, a respetar los derechos ajenos y hacer respetar los nuestros, a
vivir la vida intensamente, enfrentar cada problema como una ocasión para crecer y ser mejor.
¡Gracias! por indicarme que los caminos presentan dificultades y siempre se debe continuar, la
única opción para ganar es luchar y seguir,  nunca claudicar.
Muy a tu pesar, respetaste mi devoción por el fútbol y  alentaste mi convicción para ser un ganador.
Perdóname mis malos ratos, impaciencia y hasta incomprensión, producto de la ignorancia y necedad.
En esta mañana, nuevamente quiero darte las gracias, por mí y por todos aquellos seres humanos,
los que estuvieron, están y siempre estarán y alguna vez fuimos tocados por  tu grandeza espiritual,
tu bondad y tu carácter…. ¡Bendiciones! ¡FELIZ NAVIDAD! –        Manuel Hugo.
Enseñaste  a volar, pero no volaron tu vuelo. Enseñaste a soñar, pero no soñaron tu sueño.
Enseñaste a vivir, pero no vivieron tu vida. Sin embargo...en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
de los que fuimos tocados por tu grandeza, perdurará siempre la huella del camino enseñado”….

Lurín, 24 de diciembre del 2,011

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