miércoles, 5 de marzo de 2014

LA SALSA EN LA ESCUELA

LA SALSA EN LA ESCUELA
Teníamos recién casi dos semanas de internados en el Centro de Especialización de la Fuerza Aérea del Perú y ya se dejaba sentir el cambio drástico de la vida civil con la vida militar, todo tenía su tiempo exacto, no habían espacios vacíos, marcados por una rutina estricta y bajo régimen disciplinario, así que tuvimos que adaptarnos tan rápido como nos era posible….
Sin embargo no se podía perder el espíritu alegre y jovial de jóvenes adolescentes que en su mayoría no llegaba a los 20 años de edad y que estaban con las alforjas repletas de sueños e ilusiones, cada uno con sus diferentes inquietudes traídas desde la casa y de los diferentes barrios de la ciudad capital y en algunos casos desde ciudades del interior del país.
Habíamos retornado del comedor y teníamos media hora para asearnos y luego salir a formación para las clases programadas en la tarde, en la Escuela de Aerotécnica y de Electrónica, respectivamente….Siempre era el momento oportuno para las tertulias en la cuadra, hasta donde lo permitía el escaso tiempo que marcaba la pesada rutina.... Fue entonces que ingresó Arturito, "Con ese tumbao que tienen los guapos al caminar..." con su radio al oído y a todo volumen que dejaba escuchar una salsa de Hector Lavoe y dijo: - - -“Quiero saber quien en esta cuadra sabe bailar salsa…” y sale Pepesan y le increpa: Y tu de donde saliste para empezar no eres de este dormitorio así que circula no mas…..
-          - O sea que te chupas moreno, yo que creía que tenias mas clase!...
Alguien gritó desde la puerta de la cuadra: ¡No está el monitor, así que en el ruedo pican los gallos!…
Se pusieron dos camarotes en la puerta como tranca para que nadie pudiera ingresar y se juntaron más o menos seis radios portátiles y los camarotes y roperos cercanos  fueron colocados a la pared y de esta manera quedo conformado la improvisada pista de baile para la disputa….
Pepesan fue el primero que se lanzó al ruedo diciendo: Yo soy de Barranco, barrio donde se baila salsa de la buena y desde la cuna…
Saltó de su camarote el “Chito” Arana diciendo: Yo soy del rico “Llauca” y me devoro a este zambito con tenedor y cuchara, mientras se contorneaba al ritmo de la música, de esta manera ya estaba conformada la primera pareja.
No se quiso quedar atrás Roberto Mora y se lanzó al ruedo diciendo: Yo soy del rico “Suyorqui”…allí si que se baila la salsa dura y de la brava, por si acaso y para los sapos, soy del barrio de Villa Victoria y se bajó del camarote cantando..”Marca el paso que se te rompe el vestido…”
Entró a tallar “El Cabezón” Iraola diciendo yo si soy del legítimo Surquillo y no de barriadas así que te voy a enseñar cómo se baila la salsa….
Empezó el ritmo con arengas de los demás compañeros quienes con su palmas y silbidos daban aliento a los compañeros que se encontraban en la reñida competencia, hasta que terminó el primer round …..Ya no se muevan que viene la segunda canción y sintonizaron los pequeños radios portátiles en la misma estación, con otra canción de don Héctor Lavoe…..
Cuando mejor y más animosa se encontraba la reunión sentimos que empujaban la puerta y como por algún poder mágico provocado por el susto, no pasaron ni treinta segundos para que la cuadra quedara con todos sus enseres en perfecto orden,  parecía que simplemente no había pasado nada….
-Abrió la puerta Odón que estaba más cerca desde su posición en el dormitorio y entró el famoso y temido don Reynaldo mas conocido cono “El Cuervo”, Técnico Instructor Militar que estaba de Servicio de disciplina y que siempre a esa hora pasaba revista por todas las cuadras de nuestra Compañía.
-Así que ahora los “perros” hacen fiesta después del almuerzo y con puerta cerrada todavía… con una varita de madera en la mano revisó minuciosamente cada rincón, momento que aprovechó Arturito para emprender la fuga, siendo de otro dormitorio, ese asunto no era con él.
-Bueno muchachitos ustedes han estado haciendo bulla, esto parecía un vergel, ya saben que esto no es un parque de diversiones si no una Escuela de Formación Militar, así que en la noche van a salir a correr después del parte de ocho, yo estoy de Servicio de Disciplina,  vamos a ver quien se cansa si ustedes corriendo o yo contando cuantas vueltas van a dar a la explanada, dijo “El Cuervo” y se marchó dando golpes con la vara a los que encontraba al momento de salir……
Llegó la hora del parte nocturno y se cumplió la promesa ofrecida cuando pensábamos que se había olvidado y nos íbamos a dormir… Todos se van y se queda los angelitos del dormitorio 9, esos que les gusta cantar y bailar, ahora van a cantar conmigo….
Empezó la masacre y cuando íbamos por la vuelta quince y ya se dejaban sentir los estragos en nuestro físico empezaron los descontentos y reclamos airados. Nosotros estamos corriendo por culpa del famoso Arturito y el está bien cómodo durmiendo, eso no es justo…
Oye Pepesan tu eres el que inició todo, es por tu culpa que nos están maltratando.
-Corre nomas, hazte hombrecito, si no te gusta pide tu baja….
Hasta que se escuchó la voz del “chito” Arana quien se encontraba casi al final del grupo, adelantándose dijo: Ya muchachos no renieguen, si la pasamos bien y la gozamos ahora también, debemos estar juntos en las buenas y en las malas…. Además la noche es joven y podemos seguir cantando total al “Cuervo” le gusta que canten y empezó: “Entren que caben cien, cincuenta parados y cincuenta de pie”… y la gente le siguió con el coro de aquella melodía en salsa, del gran Héctor Lavoe…. “El Cuervo” que nos seguía con mirada vigilante nos dijo de manera “Cachacienta” así que están contentos entonces sigan corriendo, angelitos….Y seguimos corriendo hasta la media noche, que era el relevo de nuestro recordado Técnico. Ahora ingresan a su dormitorio sin hacer ruido para no molestar a los que están durmiendo…Así lo hicimos esa noche sudorosos y sin bañarnos, renegando nos metimos al sobre….
Cada vez que escucho esta canción, en alguna reunión vienen a mi memoria estos momentos inolvidables con la muchachada de la Di Tolla, de la Cuadra Nueve…..
Son estas pequeñas anécdotas ocurridas durante esos años en la Escuela, las que moldearon nuestro carácter y desarrollaron nuestro espíritu de solidaridad y de hermandad, aprendimos a valorar el hecho de convivir con las mismas alegrías y sufrimientos, comer los alimentos de la misma olla, lavar en turno  nuestras “gamelas” y que en la noche un compañero velara nuestros sueños..... Vivencias realmente irrepetibles y que perduran en el tiempo…desde aquel, ahora lejano 08 de febrero de 1974 han pasado 40 años durante los cuales se han fortalecidos nuestros lazos espirituales y agradecemos a Dios por habernos otorgado la dicha y el inmenso placer de pertenecer a la Gran Familia de la Promoción EDUARDO DI TOLLA STORACCE.

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