sábado, 14 de enero de 2012

UNA ANECDOTA DEL COLEGIO

UNA EXPERIENCIA COLEGIAL
Una cálida mañana de Abril, cursábamos el segundo de secundaria en el C.N.M. José Faustino Sánchez Carrión, aún no  habíamos liberado nuestras mentes y cuerpos de las extensas vacaciones veraniegas e interminables jornadas playeras de fulbito, cuando se presentó en el aula un desconocido profesor que desde ese momento pasaría a integrar la galería de personajes emblemáticos en nuestra casual e inquieta vida colegial.
De estatura mediana, contextura gruesa, cara redonda, tez blanca y cabello ondulado, vestía camisa color mostaza, corbata, saco a cuadros de color verde y pantalón y zapatos color marrón. De caminar extremadamente pausado, cadencioso que armonizaba exactamente con su particular forma de hablar. Así se presentó:
-Señores alumnos he sido designado como Profesor del curso de inglés, soy natural de Oxapampa, Huánuco y mi nombre es: Leovegildo Orestes Pajuelo Orellana…., para mis amigos “Leovi”.
Esta presentación tan especial, unido a sus gestos y peculiar forma de expresarse, provocó más de un murmullo, cuchicheos y sonrisas entre el alumnado, éste sería nuestro primer contacto y enganche emocional.
-Porque se ríen acotó, esos son mis nombres, así me bautizaron mis padres….., se incrementó aún más el barullo por todos los rincones del aula.
En una oportunidad el “Profe” había dejado una tarea para desarrollarla en casa, la cual no había sido cumplida por la  gran mayoría, lo que le  ocasionó una gran molestia y que calificara con nota desaprobatoria a los incumplidos, con la desazón y malestar de estos.
“Pancho” Rodríguez no era precisamente un alumno que destacara por su entrega al estudio, sin embargo poseía un talento especial para el dibujo. No nos dimos cuenta en qué momento, pero de pronto apareció el buen “Pancho” con una caricatura del Profe “Leovi”, que por los detalles con los que había sido confeccionada, causó alboroto y entusiasmo en aquella inquieta tropa de compinches del segundo año.
Nadie se enteró como fue a parar a la parte posterior del saco a cuadros del Profe, pegada con una cinta adhesiva, así la osada broma, se convirtió en martirio cuando el Profe se paró de su escritorio, se despidió y salió para dirigirse a la Sala de Profesores…. Después …¡La Hecatombe!.
Llegaron casi de inmediato al aula,  el Sr. Director del Colegio, los Auxiliares y el mismo Profesor Leovegildo Pajuelo. Habló el Director, manifestó su profundo malestar, es decir la reprimenda fue terrible, al finalizar con tono enérgico y amenazante expresó:
-Antes de la hora de salida quiero en  mi oficina a los responsables de este acto tan bochornoso y si no ¡Aténganse a las consecuencias!.
Se retiraron y empezó el debate, se estableció que el talentoso dibujante era “Pancho” Rodríguez, quien en su defensa argumentó:
-Yo soy el autor del dibujo pero no he puesto nada en el saco del Profesor. Seguro que era sincero y tenía razón, pero la suerte estaba echada, nunca se supo quien fue el autor de tamaña travesura…. Sancionaron a “Pancho”.
Este hecho tuvo sus naturales repercusiones, originó una lógica reacción de parte de “Leovi”…:
-Por recomendación del Sr. Director a partir de ahora voy a ser más estricto con ustedes y evitar los excesos de confianza…., esto se lo han buscado y lo que más cólera y vergüenza me dio fue cuando el Director me dijo: - ¡Oiga Pajuelo!, hay que reconocer que lo han dibujado igualito ¡Eh!....
Llegó el día de la prueba final y realmente se había preparado una venganza total. Hicieron salir a todos los alumnos del aula e ingresamos tan solo la mitad, para dar el examen en dos grupos, procedimiento que no utilizaba ningún profesor. Antes de ingresar revisión exhaustiva de bolsillos a cargo de los Sres. Auxiliares, ni cuadernos ni libros, eso parecía una redada policial.
Las caras daban muestras de evidente preocupación, desaliento, desazón….había en el aula un olor a derrota anticipada….
El Profe “Leovi” con una sonrisita burlona, veía como aquellos estudiantes llenos de entusiasmo caían derrotados, el desenlace final era irremediable.
-¡Ya faltan cinco minutos!, por favor vayan entregando sus pruebas. La incertidumbre y el nerviosismo se hacía cada vez mayores.
-A la voz de ¡Firmes!, dejan las pruebas  en su carpeta y salen del salón.
El Profe se paseaba por los pasillos del aula de un extremo a otro y no permitía el más mínimo murmullo. En la parte posterior, en las últimas carpetas,  estaban sentados. Félix Malásquez y Juan Machado, quienes por la expresión de sus rostros parecía que no habían desarrollado la prueba, más allá del registro de sus nombres. Luego se escucharon unas risas entre tímidas y asustadizas.
-¡Profe, que pasa que está armado!.  Se miró éste y se dio cuenta que entre los pasadores de la pretina del pantalón y la correa, sin que se diera cuenta le habían colocado dos pistolas de papel. Sorprendido y con extrema curiosidad, saca de su funda la primera “Arma letal” y sonriendo lee: ¡Leovi dispara primero!..... ¡Ah Caramba!, expresó, ahora con la risa dibujada en la amplitud de su rostro, mientras desde el fondo se escuchaba: ¡Profe, la otra, la otra!....
- ¡Ah!, aquí tenemos otra, y lee: ¡Cuidado, dispara sola!.....
Ni él ni nosotros pudimos contener ese embalse, mezcla de nerviosismo y alegría por la broma tan peculiar, tan especial y en ese momento tan crucial. El Aula se convirtió en una concentración de risas y griterío que se alcanzaron a escuchar en todos los rincones del colegio.
Después de prolongados minutos y conseguida finalmente la serenidad vino la petición de rigor: ¡Profe, Nuevo Examen! ¡Profe, Nueva Prueba! Y “Leovi”, perteneciente a esa casta de maestros apasionados por su trabajo y encariñados como él decía con sus hermanos menores; hombre bueno, generoso, amigo leal, dejando de lado sus rencores y molestias, que ya nos había perdonado tantas veces, como nos iba a abandonar ahora…. “Leovi” con las pruebas en la mano, concluyó:
-El Martes siguiente ¡Nuevo Examen!, esta vez me ganaron…..Pero si no estudian el Martes si los jalo!......Aplausos, ¡Vivas!¡Júbilo General!...¡Alegría total!...

Son los seres generosos, cuya grandeza espiritual los traslada mas allá de sus limitaciones, los que logran trascender, para ocupar permanentemente un lugar en los corazones de aquellos con quienes han podido compartir, sus más sentidas experiencias…¡Eh aquí una pequeña muestra!.
Manuel Hugo Lizano Mori

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